El huerto: Preparación del terreno

El huerto Preparación del terreno

La decisión de cultivar un huerto biológico utilizando productos naturales está generalmente fundada en la hipótesis que es necesario mantener y mejorar la fertilidad del terreno

Para respetar los criterios del cultivo biológico hay que seguir un determinado número de reglas.

La preparación del terreno 

El cultivo natural no comparte la forma tradicional de preparación del terreno con el arado o la azada, mediante la cual se remueven los terrones, sacando a la superficie materiales profundos e inertes, al tiempo que se entierra el estrato activo cuya microflora, al ser privada del aire, muere; de este modo, se necesita mucho tiempo y abonos abundantes para volver a tener un nuevo estrato cultivable. 

Cuando se quiere cultivar un prado o un terreno no cultivado, se ha de proceder del siguiente modo: 


Cuando se quiere cultivar un prado o un terreno no cultivado, se ha de proceder del siguiente modo

- Se trabaja la tierra, cortándola en terrones, con el rastrillo o el horcón, sin superar los 30 cm de profundidad

- Si el laboreo se efectúa meses antes de la siembra del cultivo (por ejemplo en otoño, para poder plantar al llegar la primavera), los fragmentos de manto herboso se deben dejar del revés en el suelo

- Si falta poco tiempo para la siembra, se favorece la descomposición de los terrones con la aplicación de compost rápido, técnica que ya se ha descrito detalladamente. 

Al arar el suelo salen a la superficie materiales de tamaño notable, como piedras y residuos leñosos de difícil descomposición, que deben separarse con el rastrillo. 

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Trabajando en direcciones opuestas se consigue desmenuzar los terrones y redistribuir la tierra, uniformizando la calidad. Finalmente, se allana la tierra para que no queden hoyos, y se nivela con una leve inclinación en la dirección más apropiada: hacia el sur y el suroeste, en los climas septentrionales, y hacia el este y el sureste, en los meridionales. La nivelación de un terreno escarpado requiere una técnica especial, para de esta forma no invertir el orden natural de los estratos. 

El terreno se subdivide en bancales, de anchura no superior a un metro, para que se pueda acceder fácilmente a las plantas. 

Según las tendencias actuales, los bancales y los senderos se encuentran a un mismo nivel, ya que la irrigación por aspersión y la localizada no requieren ninguna disposición especial del terreno.

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